¿Tienes una relación tóxica con tu trabajo? Cómo Reconocerla y Sanarla

Apr 15, 2025

Muchas veces escuchas hablar de relaciones tóxicas con exparejas, familiares o incluso contigo mismo. Pero muy pocas veces se habla de la relación que tienes con el trabajo, ese espacio donde pasas gran parte de tu vida.

 En un mundo donde los problemas de salud —especialmente de salud mental— están en aumento, es importante que puedas revisar cómo estás viviendo este tema.

Este artículo es justamente para eso: para ayudarte a reflexionar, identificar si hay algo que necesitas cambiar y, sobre todo, explorar cuál podría ser la causa raíz del problema.

 

 

 

Señales de que tienes una relación tóxica con el trabajo

 

  • Te sientes mal y aun así te quedas

Esa incomodidad constante. Esa sensación de angustia al comenzar el día. Esa idea de que “tengo que aguantar porque no hay otra opción”. Si estas frases te suenan, es muy probable que estés atrapado en una dinámica tóxica con tu trabajo.

 

  • Estás hiperconectado y nunca desconectas

El teléfono que suena fuera del horario. Los mails que llegan en la madrugada. La culpa por no estar “siempre disponible”. Hoy en día, la hiperproductividad se ha disfrazado de compromiso, pero en realidad es una trampa que atenta contra tu bienestar.

 

  • Tu valor personal está atado a tu rendimiento

Cuando creemos que “solo valgo si produzco”, nos deshumanizamos y nos convertimos en engranajes de una máquina que nunca para. Y eso, a largo plazo, duele… mucho.

 

 

 

¿De dónde viene esta forma de relacionarnos con el trabajo?

 

Una historia de escasez, miedo y supervivencia

Esta relación tóxica no empezó contigo. Se fue construyendo a lo largo de generaciones marcadas por crisis, inestabilidad y escasez.

Cargas con una mochila pesada de creencias heredadas, muchas nacidas en contextos difíciles: la Gran Depresión, las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, la crisis e hiperinflación de los años 80, o las dictaduras en América Latina y sus consecuencias sociales y laborales.

De ahí surgieron frases que probablemente escuchaste en tu infancia o adolescencia y que aún sobreviven en muchas familias y trabajos:

“El que quiere celeste que le cueste”, “Nadie te regala nada”, “Poner el pecho a las balas” … incluso la aún utilizada “Estoy trabajando como negro”, vinculado a la época de esclavitud. ¿Te suena alguna?

Estas ideas quedaron instaladas en el imaginario colectivo y se volvieron mandatos invisibles. 

A nuestros abuelos y padres les tocaron contextos mucho más duros, sí. Pero la realidad ya cambió. Y para vivir mejor, nuestra mentalidad también necesita evolucionar.

 

 

¿Por qué es urgente cambiar esta mentalidad?

 

El agotamiento ya es una epidemia

Según el “Termómetro de la Salud Mental ACHS-UC” (enero 2025), el 13,7% de los adultos en Chile presenta síntomas moderados o severos de depresión, lo que equivale a cerca de 2 millones de personas. Esta cifra representa un aumento de 3,3 puntos porcentuales respecto a abril de 2024; situación muy similar al resto de Latinoamérica.

La autora Anne Helen Petersen en su libro “No puedo más”: habla justamente sobre como los Millennials enfrentan niveles récord de fatiga y estrés (nacidos entre 1981 y 1996) y que se convirtieron en la generación quemada.

La sobrecarga de trabajo y la constante presión por el rendimiento, es lo que contribuye a altos niveles de estrés y burnout. ​

Dice también que en este contexto de presión por cumplir expectativas irreales es necesario replantear la glorificación de la productividad.

 

 

 

¿Cómo sanar nuestra relación con el trabajo?

 

Antes que nada, reconoce que hay cosas que no dependen de ti.
Pero también hay muchas que sí: puedes empezar a influir en tu entorno haciendo cambios internos que quizás otros también se animen a imitar.

 

  1. Ponerte primero (Sí, primero tú)

Tu bienestar no es negociable.
Tú necesitas estar bien para poder dar lo mejor. Sin salud no tienes nada, entonces recuerda que nada, absolutamente nada, merece estar por encima de ti.
Ni el mejor sueldo ni el cargo más alto.

📌 Pregunta para ti: ¿Cómo puedo ser una gran profesional sin dejarme a mí misma para lo último?

 

  1. Educa a tu jefe, a tu equipo y a tus compañeros

Aprender a poner límites no es decir “no” por decirlo.

 Es reconocer que tu tiempo y energía son valiosos y limitados.
Cuando tú marcas esos límites, estás enseñando a los demás que también pueden hacerlo.

 📌 Ejemplo real: Una clienta decidió dejar de responder correos fuera del horario laboral. Al principio sintió culpa, pero luego su equipo empezó a hacer lo mismo. Hoy tienen un grupo de trabajo más enfocado y descansado.

 

  1. Reeduca tu mente: tu valor no está en lo que produces

Ese miedo a “si dejo de rendir me van a reemplazar”. Tu valor como persona no depende de tu productividad, ni de tu cargo, ni de cuántas horas trabajas.

📌 Pregunta reflexiva: ¿Es realista lo que me estoy exigiendo o necesito soltar el perfeccionismo?

 

 

Reescribamos nuestra historia laboral

 

Sanar tu relación con el trabajo no significa renunciar y esperar a que el universo lo solucione todo.
Significa mirarte con honestidad, revisar tus creencias y tomar decisiones alineadas con tu bienestar.

No eres flojo por descansar.
No eres egoísta por priorizarte.
No eres menos por querer una vida más ligera.

Tu trabajo no te define.
Y tú eres mucho más que eso.

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Preguntas Frecuentes sobre relaciones tóxicas con el trabajo

 

¿Qué es una relación tóxica con el trabajo?

Es un vínculo en el que el trabajo genera sufrimiento constante, ansiedad, culpa o agotamiento, y, aun así, sentimos que no podemos salir de ahí.

 

¿Cómo saber si tengo burnout o solo estoy cansado/a?

El burnout va más allá del cansancio. Incluye síntomas como insomnio, falta de motivación, irritabilidad, cinismo y dificultad para concentrarte, incluso después de descansar.

 

¿Debo renunciar si tengo una relación tóxica con mi trabajo?

No necesariamente. Primero es clave revisar si puedes hacer cambios internos o externos (poner límites, pedir apoyo, cambiar rutinas). La renuncia puede ser una opción, pero no siempre es la única.

 

¿Qué pasa si cambio de trabajo y todo sigue igual?

Eso puede indicar que hay un patrón interno que necesita ser revisado. Tal vez estás repitiendo dinámicas aprendidas o creencias que ya no te sirven. El cambio real empieza adentro.

 

¿Cómo empezar a sanar mi relación con el trabajo sin sentir culpa?

Reconociendo que priorizarte no es egoísmo, es salud. Buscar apoyo, conversar con personas de confianza o trabajar con un/a coach puede ayudarte a transitar ese camino con más claridad y contención.

 

Si este artículo resonó contigo, es hora de preguntarte:
👉 ¿Qué tipo de relación quieres construir con tu trabajo?
Porque estás a tiempo de vivirlo distinto. Y mereces hacerlo.